Con la delicadeza de quien corta una flor, José tendió la
foto sobre su mesita de centro, se inclino un poco para verla más de cerca,
después de un golpe cayo para atrás envuelto en un grito parecido al de los
gatos cuando se encuentran en su etapa de celo, después se revolcó varias veces
sobre su sillón, mas gritos y después un silencio sepulcral, José se
reincorporo pausadamente a su posición original antes de los gemidos, volvió a
ver la fotografía, esta vez no grito se
inclino hacia adelante y dejo rodar
varias lagrimas sobre sus escuálidas mejillas, el hombre de aspecto más bien
desgarbado se encontraba al borde de la enjutes, como comúnmente se diría con
la sensación de tener el estomago pegado a la espalda, sin algún tipo de
recuerdo de la última vez que tomo una comida completa, claro hacia varias
semanas o meses que sobrevivía con cualquier tipo de comida, primero cualquier
cosa que en la tienda encontrara, que solo fuera cuestión de quitar una
envoltura o sacar una tapa, pero desde hace varios días que no probaba algún
tipo de alimento sólido, consumiendo por desayuno un vaso de ron blanco con
agua de la llave, seguido de un generoso porro de marihuana y tres cigarrillos
sin filtro, después se tiende en ese sillón y cuidadosamente saca esa caja de
zapatos roída donde guarda sus recuerdos, fervorosamente como si se tratara de
una plegaria tiende su mirada varias horas sobre aquel pedazo de papel donde
cada dia menos se ve el rostro de una bella mujer, vuelve a repetir su dosis de
sustancias y melancolía, tal vez quince o veinte veces al dia, hasta que su
cuerpo fatigado y consumido se deja vencer la mayoría de las veces antes de que
el sol se oculte, no sin antes guardar lo único que le recuerda como era sus
facciones, caso siempre después de un par de horas de sueño, se levanta
resacoso sin saber la hora exacta de la madrugada, con la tenacidad que en
otros tiempos amaba a esa mujer, busca su botella y toma un largo trago de ese
fuego embotellado, de repente cree sentirse un poco mejor, busca entre la
basura que se encuentra sobre la mesa y encuentra un pedazo de papel hecho
bolas, dentro un poco de marihuana procede a espulgar y forja un cigarrillo
con el papel de la envoltura del pan, sin reparos le prende fuego, le da unas
ondas caladas esperando que con esas fumadas también se vallan sus penas, sus
fracasos y los recuerdos que tanto atormentan su alma, después de dar varias
vueltas enredando sus sabanas tanto como su mente y sentimientos, vuelve a
dormitar un poco más, hasta que el sol se deja vislumbrar por su ventana sin
cortinas y abofetea sus ojos, despierta pensando que tal vez hoy, sea un poco
diferente a la rutina de ayer, poco después recuerda que debajo del sofá viejo,
sigue una caja con varios recuerdos que lo anclan a su tristeza a sentir la
necesidad de beber y fumar un poco mas
esperanzado a que su memoria se borre o su cuerpo deje de funcionar, esperando
que es lo menos probable que la fémina que atormenta su mente, milagrosamente
abra esa puerta y sus brazos y le diga que deje ese modo de vivir, que aun lo
espera, que lo ama y lo extraña, ríe por sus absurdos pensamientos, después
busca alguna botella a la que le quede algún trago, busca algo de vida en sus
ojos de papel.
miércoles, 30 de enero de 2013
Cachetes
El cachetes salió de su casa
esperando que en el azoton que propino a la puerta quedaran sus frustraciones y
dolores que a lo largo de los últimos años se habían abarrotado en su espalda
como esos animales marinos que se pegan a la coraza de los barcos, alguna vez
el escucho que preferían cambiar el pedazo de barco ya que era casi imposible
hacer que esas malditas cosas se despegaran, sintió más hartazgo al saber que
nadie le podía cambiar el pedazo de alma donde se le había aferrado la
separación reciente con su mujer la distancia con su pequeña hija, aun la última noticia de que la mujer que el
aun amaba con toda el alma había decidido rehacer su vida con un nuevo
individuo, al que ya ella llamaba “niño” el mismo sobrenombre que otrora suyo
era.
El ruido de la puerta
desvencijada y roída por el tiempo en nada aplaco su impaciencia, camino media
cuadra hacia el expendió de abarrotes, tratando de quitar de su mente su
mierdera vida y las constantes ganas de acabar de tajo con su dolor y tratando
de pensar en otras cosas , cualquier asunto diferente al dolor, un saludo seco
con la señora que desde hace mas años de los que se pueda acordar a vivido esa
tienda, una cerveza tamaño mega para tratar de ahogar recuerdos tamaño jumbo,
se enfila hacia el punto de reunión de drogadictos y alcohólicos del barrio, un
cigarro de guerra previamente forjado, el ruido de una patrulla, chiflidos y
mentadas de madre, las risas de los viejos marihuanos que cuentan sus historias
de cómo a ellos en sus tiempo la “tira” les pelaba los dientes y de cómo
inclusive los retaban a quitarse el uniforme para poderse dar un cerrón de
huevos, alguien pone leña en la fogata, más
de medio cigarro y los estragos comienzan a sentirse o bien ya nada se siente igual, el dolor es aun profundo, trató de apagar el fuego de su alma
con unos generosos tragos de cerveza, nada funciona, la cerveza y el cigarrillo
se han acabado y el cachetes se siente un poco peor que cuando azoto la puerta,
solo que ahora el mareo y la güevonada hacen que solo piense en seguir llorando
sus penas, en comprar una botella de liquido mas y hacer otro porro, tratar de
llegar a un punto donde sea imposible ligar cualquier pensamiento, anular la
posibilidad de saber inclusive nombre y dirección, pasado y cualquier dato que haga recordar a cachetes, después de
una buena dosis de depresivos y risas falsas, como puede se incorpora, trata de
aclarar la vista apretando sus ojos con sus dedos, poco habla al irse ya bastante
dopado, su soledad sabe, lo espera de
nuevo en casa, por segunda ocasión en el día, la puerta se estremece abriéndose
de un solo golpe esta vez sin ninguna intención, es solo la cabeza de un
borracho chocando con una puerta de lamina vieja, un perro que le ladra al que
etílicamente trata de morir, después de acumular en la espalda animales que
chupan vida y sueños, quien trata de
olvidar desgastando un recuerdo.
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